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 Diversidad cultural



Regiones culturales de Colombia.
Como consecuencia del aislamiento geográfico y la dificultad de acceso entre las diferentes regiones del país, se desarrollaron con el paso del tiempo subregiones muy distintivas y variadas culturalmente. Debido a la gran diversidad es difícil agrupar las diferentes subculturas del país, pero pueden considerarse a grandes rasgos las más representativas, entre las que se encuentran
Costeños, ubicados en la Costa Caribe
Llaneros, pertenecientes a los llanos de la Orinoquía y que comparten frontera con Venezuela.Santandereanos, pertenecientes a la región Andina Santander y Norte de Santander.
Vallunos y Caucanos, pertenecientes a la Costa Pacífica y parte de la andina, con presencia indígena, blanca y afrodescendiente.
Tolimenses, pertenecientes al Tolima.
Serranos, pertenecientes al departamento de Nariño fronterizo con Ecuador.
Cundiboyacenses, ubicados al interior del país en el Altiplano Cundiboyacense.
Bogotános, ubicados al interior del país en Bogotá.
Ya desde la época precolombina se encuentran las primeras manifestaciones de la cultura colombiana, de la cual se conservan restos de las culturas Muisca (cerámica, vasos, estatuillas), Quimbaya (orfebrería), creadora de un auténtico tesoro de carácter funerario que se conserva en el Museo del Oro de Bogotá, y Tairona con sus grandes poblados, terrazas de cultivo, escalinatas, etc., localizados en la Sierra Nevada de Santa Marta (Romero M., María E., Castro A., Luz M., Amparo M., 1993).

 Dialectos
El dialecto varía considerablemente en cada una de las regiones mencionadas, así como también la comida y sus costumbres. Lo que se llama cultura colombiana es una serie de manifestaciones que forman parte del estilo común de vida que caracteriza a los habitantes del país y donde se evidencia claramente la influencia de los elementos indígena, europeo y africano, tras un largo proceso de mestizaje que da origen al hombre colombiano de hoy, que tiene como sello de su identidad la diversidad.
Al arte de la época colonial pertenecen el conjunto monumental de las murallas de Cartagena, construidas para defender al virreinato de los ataques de piratas, corsarios y bucaneros rivales de los españoles en las aguas del Caribe; varias iglesias de Bogotá, en las que se conservan valiosas pinturas verdaderas joyas del arte colonial como los cuadros pintados por el español Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos; numerosas casonas coloniales en la ciudad de Tunja, residencia de los antiguos encomenderos españoles que sometieron a la población nativa; y los templos barrocos de Popayán, dañados por un terremoto en 1983, en una ciudad que aún celebra una semana santa al estilo español.

Arquitectura
La arquitectura moderna, influida por Le Corbusier, dio figuras notables que con su trabajo han dado la configuración a las ciudades colombianas con sus avenidas, puentes, edificios, teatros, y de época reciente coliseos, centros comerciales y conjuntos residenciales. La escultura alcanzó cierta notoriedad en el último tercio del siglo XVII, con García de Ascucha, autor de los relieves del presbiterio de la iglesia de San Francisco, en Bogotá. Ya en el siglo XX, cabe de
La pintura creó escuela en la época virreinal, con pintores que desarrollaron un arte religioso de marcada influencia europea. El siglo XX produjo figuras relevantes: Alejandro Obregón, Enrique Grau y Omar Rayo. Bajo la influencia de la crítica ejercida por la española Marta Traba surgieron las Bienales de Cali y Medellín. El máximo representante actual de la pintura colombiana es Fernando Botero, reconocido a nivel mundial con un estilo y temática muy particular, fiel reflejo del estilo común de vida de los colombianos. stacar a Edgar Negret, Eduardo Ramírez Villamizar, Fernando Botero, entre otros, que con sus obras muestran al mundo la idiosincrasia de un pueblo que se ha ido adaptando a los patrones culturales.

Pintura
Literatura
En cuanto a la literatura durante la época colonial sobresalieron, en la poesía, Juan de Castellanos y la mística madre Inés del Castillo, y en la narrativa, Juan Rodríguez Freyle. En el Siglo XIX se destacaron los poetas Gregorio Gutiérrez González, Luis Vargas Tejada, José Eusebio Caro y Rafael Pombo. Entre los modernistas se distinguieron José Asunción Silva y, posteriormente, Guillermo Valencia , Julio Flórez y Porfirio Barba Jacob. La prosa costumbrista tuvo notables representantes en Eugenio Díaz y José Manuel Marroquín.
Las grandes construcciones novelísticas aparecieron con Jorge Isaacs y Tomás Carrasquilla. En el primer tercio del siglo XX se impuso la obra de un novelista que alcanzó gran éxito de público, aunque no de crítica, en América y España: José Manuel Vargas Vila (Ibis, Flor de fango). José Eustasio Rivera, con La vorágine (1928), fue el fundador de lo que podría llamarse la novela política e imaginativa colombiana. Dentro de la novela contemporánea descuellan Eduardo Caballero Calderón ("El buen salvaje"), Manuel Mejía Vallejo ("El día señalado"), Álvaro Mutis ("La nieve del almirante"), Gustavo Álvarez Gardeazábal ("Cóndores no entierran todos los días") y, sobre todo, Gabriel García Márquez ("El coronel no tiene quien le escriba", "Cien años de soledad", "El general en su laberinto", etc.), quien obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1982.
Entre los poetas contemporáneos representativos se cuentan Jorge Zalamea, León de Greiff, Luis Carlos López, Rafael Maya y Luis Vidales. A la generación de «Piedra y Cielo» pertenece Eduardo Carranza, que marcan la transición hacia una vanguardia posterior, en la que figuran Jorge Gaitán Durán y Eduardo Cote Lamus. Al mismo tiempo surge el movimiento Nadaísta, iconoclasta, con Gonzalo Arango y Jotamario Arbelaez.

Demografía
Sobre el espacio geográfico en cuestión viven 44 millones de colombianos de raza triétnica resultado del complejo proceso de mestizaje iniciado en los tiempos de la colonia, donde la raza blanca europea, la negra africana y la indígena nativa al mezclarse en diferentes momentos y condiciones dieron origen a los grupos humanos que caracterizan a la población colombiana.
La población colombiana ha crecido con enorme rapidez: 8.700.000 habitantes en 1938, 18.000.000 en 1965 y casi 28.000.000 en 1985. Este aumento no se ha debido al aporte inmigratorio, sino al crecimiento natural, que llegó a ser del 3,7% anual y se mantiene en cifras próximas al 2%, tasa que responde a un índice de natalidad elevado (30%) y a una mortalidad bastante baja (7%). La distribución de los habitantes es muy irregular, con grandes diferencias en la densidad. Las gentes que viven en la zona urbana representan el 66% del total; el 30% vive en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. Se estima que un 11% de la población colombiana es analfabeta.
En la Costa Pacífica predomina la población negra, en la Atlántica la población negra se mezcla con la indígena y blanca para constituir el tipo costeño, en la zona andina la población mestiza es predominante, en la región central y sur predomina la blanca, en los llanos la población es mestiza y en la selva del amazonas predominan diferentes grupos indígenas primitivos. Por lo tanto, los tipos humanos presentes en Colombia son el resultado de la conjunción de variadas razas con tendencia a estabilizarse en determinadas regiones dando lugar a un tipo humano con rasgos muy propios en cada región en cuanto a su modo de pensar, sentir y actuar y que se materializa en el habla, vestuario y costumbres que los caracterizan y diferencian de los demás (Romero, M., et al, 1993).
El cundiboyacense se localiza en Cundinamarca y Boyacá, siendo el prototipo del mestizo que habita en las ciudades y campos, suele ser cortés, formal y bastante reservado, aún cuando en ocasiones se torna locuaz y conversador. El hombre campesino es muy trabajador, tímido y desconfiado, actitudes que se fueron consolidando en la mezcla del español con el indígena y más tarde con el afianzamiento de la vida campesina durante los siglos XIX y XX en la región del altiplano que le da su nombre. Con temperamento pacífico en la zona rural y pequeños municipios es muy apegado a las tradiciones religiosas católica, a sus convicciones políticas de corte conservador y a sus costumbres. Es respetuoso de las opiniones de los demás, combina su trabajo agrícola, pecuario (ganadero) y minero en los campos, con el comercio y los oficios en las ciudades. Gusta de la diversión y el consumo de cerveza, cultiva la música andina de cuerda (carranguera y guasca), sus danzas folclóricas y viste la ruana el atuendo típico de los climas fríos.
El bogotano, por la ubicación de la ciudad como un distrito especial y capital, ha desarrollado desde la época colonial una cultura propia. Este se caracteriza por altos porcentajes de población blanca y de influencia española, que desde su condición como capital de virreinato, obtuvo enormes migraciones españolas. Si bien, la sabana de Bogotá es el centro religioso de Colombia, el bogotano se ha caracterizado por tener una cultura moderna, y más liberal. Hoy en día, se diferencia bastante de la cultura andina tradicional, ya que esta ciudad ha recibido enorme influencia internacional, y migraciones de Colombia. Se caracteriza por ser educado, respetuoso, valorar el arte (música, pintura, danza, ballet, teatro y arquitectura) y el interés en la política. Viste de abrigos y traje, y gran apego a la cultura europea. Se desempeña como una región de enorme autoestima y valoración de la clase, siendo considerados personas elitistas. En repetidas ocasiones, se describe como poseedor de un acento neutro y de gran apreciación por el buen uso del español.
El paisa habita el departamento de Antioquia y el llamado eje cafetero. Se caracteriza por ser un hombre de empresa, magnífico comerciante y con espíritu de aventura, estimulado en el pasado por el ímpetu de la colonización antioqueña de finales del siglo XIX, la extensión del cultivo del café a comienzo del siglo XX y en los últimos tiempos por el auge de la economía del narcotráfico, que asocia la figura del paisa con la del sicario, el traficante o los grandes barones de las drogas, nuevo prototipo que se opone al tradicional [[[arriero]] antioqueño. Es muy amante del hogar y la vida en familia, con gran capacidad de conversar, amante de sus tradiciones y orgulloso de sus ancestros; en los campos viste la indumentaria propia de los arrieros que muestran con orgullo cada año en el tradicional “Desfile de Silleteros” cuando los campesinos bajan del Alto de Santa Helena para mostrar la belleza de su región y las costumbres expresadas en las silletas con flores cargadas por hombres y mujeres ejemplo del orgullo paisa. En la zona urbana es el hombre aguerrido, emprendedor y hábil negociante que gusta de las trovas, el aguardiente, las habladurías en interminables tertulias y la bandeja paisa.
El costeño tiene un temperamento eufórico, es gran conversador, despreocupado, amante de la música, el baile, el trago y las parrandas. Es amante de cierta liberalidad en las ideas y costumbres.
Los de la Costa Pacífica son un poco más reservados, taciturnos y muy laboriosos, conservan los rasgos de la raza negra y son el grupo más significativo de los llamados afrocolombianos. Se caracterizan por su gran fortaleza física, que les permite destacarse en las labores agrícolas, mineras, en el trabajo en los puertos y muchos de ellos han llegado a ser grandes glorias del deporte colombiano y de la música tropical.
El santandereano habita en la región oriental y tiene más sangre blanca que indígena, es franco altivo y hasta rebelde, es orgulloso de su pasado comunero emancipador y su verraquera a la hora de tener que trabajar o luchar por su tierra, sus ideas o sus aspiraciones. Es laborioso, autónomo y gran comerciante. Gusta del baile, las fiestas y tiene gran sentido cooperativo, su lenguaje es fuerte. En la zona de Cúcuta se aprecia un tipo de hombre bullicioso, pendenciero y despreocupado, con la seguridad que le da vivir en una zona de frontera donde Venezuela se ofrece como una gran oportunidad de negocios y vida cómoda.
El tolimense huilense es de costumbres sencillas con profundo sentimiento de hospitalidad y honestidad, ama la vida del campo y es entusiasta trabajador, respetuoso apegado a la tierra y a sus creencias expresadas en mitos, leyendas y rajaleñas, gusta de la música, el trago y el baile del Sanjuanero. El bambuco es el aire típico más importante.
El nariñense o pastuso muestra sus profundas raíces indígenas, de temperamento altivo, valeroso y hospitalario, de gran religiosidad y apego por sus creencias, se han ganado la fama de ingenuos. Trabajan la agricultura y las artesanías con gran virtuosismo.
El llanero es un mestizo luchador nato, capaz de derribar a un toro, domar un potro o realizar cualquier faena campestre con prontitud y eficacia, orgulloso de su estirpe libre tiene un temperamento altivo y valeroso, es franco y muy hospitalario. Amigo de la tradición, conoce dichos, mitos, leyendas y rezos de gran eficacia en su cotidiano vivir. El joropo acompañado con el arpa es la nota folclórica más destacada de los hombres del llano que se hermanan con los habitantes del llano venezolano.

 Familia
Hay un gran contraste en términos de las infraestructuras familiares. Mientras que los pueblos amerindios de la Amazonía, siguen dependiendo de la caza, recolección y horticultura itinerante y viviendo en cabañas o malocas cubiertas de hojas de palma, en Bogotá, la capital, la población de 8 millones de habitantes (de un total de 45 millones en el país) vive en edificios de grandes dimensiones y aprovecha la tecnología informática y de telecomunicaciones..
 Artesanías



Mochila arhuaca, una de las artesanías más representativas de Colombia.
Cerca de un millón de colombianos viven de forma directa o indirecta del sector de la artesanía, particularmente dinámico en el país. Este sector, que contribuye notablemente a la economía nacional, cuenta con unos 350.000 artesanos, de los cuales aproximadamente el 60% procede de zonas rurales y de comunidades indígenas, y el 65% son mujeres. El arte precolombino, milenario, era particularmente rico. Las figuras construidas en oro y las piezas de joyería fueron bastante codiciadas por los colonizadores españoles, que en algunos casos desataron auténticas masacres con el fin de poseerlas (más por los materiales preciosos usados en ellas que por su valor artístico). Muchas de esas piezas fueron llevadas a España, donde fueron destruidas para usar el oro y otras piedras preciosas en otros objetos. Las excavaciones arqueológicas han revelado muchos de estos objetos, que aún hoy en día son una pequeña ventana hacia la opulencia artística del pasado de este pueblo. Las artesanías producidas por los grupos étnicos son igualmente ricas y bastante apreciadas, tanto por los locales como por los turistas. El pueblo guajiro fabrica bolsas, cinturones y redes tejidas manualmente. Los paeces, por su parte, son conocidos por la manufactura de sus típicos chales de lana. También el barro ha sido muy utilizado para crear artesanías como vasijas, ollas entre otras. Es considerado como un símbolo del trabajo y esfuerzo de todos los colombianos, que trabajan que se esmeran por conseguir un mejor país. Las artesanías más representativas del país son el sombrero vueltiao y la mochila arhuaca.
Artes plásticas
Archivo:San Jose con el niño, by Arce y Ceballos.JPG
”San José y el Niño”, de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, considerado por muchos colombianos como su mejor pintor de la época colonial.

En la época colonial, la pintura colombiana estaba marcada por los trabajos de los tres Figueroa, auténticos pioneros de este arte: Baltasar de Figueroa, el viejo; Gaspar de Figueroa, su hijo y Baltasar de Figueroa, el joven. Gaspar fue el maestro de artistas de relevancia, entre quienes se encuentra notablemente Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. José María Espinosa Prieto, pintor, grabador y miniaturista, también es destacado por sus retratos, paisajes y caricaturas. A Epifanio Garay también se hace gran referencia, sobre todo como retratista, a pesar de que gran parte de su obra se desarrolló en Panamá.
Después de la independencia de España, en 1819, el arte colombiano tiene poca representatividad y todavía es muy dependiente de lo figurativo. Hay quien explica este atraso en la evolución de los estilos artísticos colombianos por medio de la propia geografía montañosa del país, que no permitía un contacto y un diálogo continuados entre las diversas tendencias creativas que ahí se desarrollaban.
En la décadas de 1920 a 1940, Marco Tobón Mejía, José Horacio Betancourt, Pedro Nel Gómez, Ignacio Gómez Jaramillo , Santiago Martínez Delgado y Alipio Jaramillo consiguen crear algún dinamismo con la elaboración de murales, influenciados, en el estilo, por el arte mexicano, aunque con características neoclásicas y del Art Nouveau. En el inicio de la década de 1940, debido a un creciente desinterés internacional por el arte colombiano, comienzan a aparecer obras que no habían sido ensayados allí, como el post-impresionismo y el estilo académico francés. El paisajista Ricardo Gómez Campuzano es un ejemplo de esto (Calle de Cartagena de Indias).
Muchos historiadores de arte consideran, entretanto, que el arte colombiano solo comenzó a tener un carácter propio a partir de mediados del siglo XX, al recrear, bajo un nuevo punto de vista, los elementos culturales y artísticos tradicionales, integrando los conceptos desarrollados por el arte del siglo XX. Igancio Gómez Jaramillo, cuya obra puede ser considerada “modernista”, presentó, por ejemplo en su Retrato de los hermanos Greiff, lo que el arte colombiano podía unir a las nuevas técnicas con respecto a la cultura y los temas típicamente colombianos. Carlos Correa, en su obra paradigmática, “Naturaleza muerta en silencio”, combina la abstracción geométrica y el cubismo, inaugurando un estilo todavía recurrente a la actualidad. Pedro Nel Gómez, que se destacó en el dibujo, la acuarela, el fresco, la pintura al óleo y la escultura en madera, piedra y bronce, demuestra, por ejemplo en “Autorretrato con sombrero” (1941), su familiaridad con las obras de Gauguin y Van Gogh, revelando también la influencia de otros autores como Cézanne en su “Autorretrato” de 1949 o José Clemente Orozco, en su serie sobre las Barequeras (mujeres que se dedicaban a la prospección de oro). Alejandro Obregón, considerado por muchos como el "padre del arte colombiano" (debido a su originalidad, inauguradora de un arte considerado colombiano de raíz), debido a sus pinturas de paisajes nacionales caracterizados por pinceladas violentas y por el uso simbólico y expresionista de animales (especialmente aves, como el cóndor), ha sido largamente aclamado por críticos y por el público en general, y fue, sin duda, el artista más influyente de este período. Son notorias las influencias de Picasso y de Graham Sutherland. En la actualidad, es de renombre internacional el aporte a la pintura que hacen artistas como Fernando Botero y Omar Rayo

 Literatura

El autor colombiano más representativo y reconocido es Gabriel García Márquez. Otros autores de importancia son Jorge Isaacs, Gonzalo Arango, fundador del Nadaísmo, Álvaro Mutis, ganador del Premio Cervantes, Fernando Vallejo, crítico constante de la doble moral típica de los antioqueños y ganador del premio Rómulo Gallegos, José Asunción Silva, precursor del romanticismo latinoamericano, Raúl Gómez Jattin, Efraín Medina, Andrés Caicedo, las poetisas Piedad Bonnet y María Mercedes Carranza, Aurelio Arturo, el novelista Germán Espinosa y el fallecido Rafael Chaparro Madiedo. Las más importantes revistas literarias son El Malpensante, Arcadia, Número y Puesto de Combate.

 Música


Artículo principal: Música de Colombia


"Fiesta en Palenque" música y baile tradicional de Palenque de San Basilio, Obras Maestras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Costa caribe Colombiana.

En el campo de la música apenas existen datos sobre la música precolombina, y son pocos los instrumentos conservados (sonajas, cascabeles, flautas, ocarinas, fotutos, etc.). El primer músico conocido fue el jesuita J. Dadey (1574-1660), considerado el precursor de la música colombiana. Durante la época del virreinato sobresalieron diferentes músicos con clara influencia española. La música popular combina las influencias indígenas, hispánicas y negras.

La música tradicional colombiana se deriva de una mezcla de ritmos indígenas, influencias africanas, europeas (especialmente españolas), de las formas musicales modernas de América y del Caribe. Algunos ritmos populares son la cumbia y el vallenato en el Caribe, el bambuco y el pasillo en la zona Andina, el joropo en los Llanos Orientales y el currulao en el Pacífico. La salsa también ha sido reconocida como uno de los ritmos predominantes del país, con artistas como "El Joe" Arroyo.

La cumbia resulta de una mezcla de influencias españolas, indígenas y africanas (debido al transporte de esclavos para las plantaciones de café y la minería). En el siglo XIX, la abolición de la esclavitud aumentó la influencia mutua entre los diversos grupos étnicos. El siglo XX fue la época de oro del bambuco, el porro, la cumbia y el vallenato. Cuando el vals se volvió popular, en el mismo siglo, los colombianos rápidamente inventaron su variante: el pasillo.


Shakira.

En el campo de la llamada música clásica, nos podemos referir, por ejemplo a Luis Antonio Calvo, a Luis Antonio Escobar o a Guillermo Uribe Holguín. Desde la década del 80 ha tomado gran fuerza el rock como música nacional. El Festival Rock al parque, que se realiza cada octubre en Bogotá es considerado el más importante de América Latina. Un ejemplo del "boom" del género "Pop latino" en Colombia son artistas de renombre internacional como los cantautores Juan Esteban Aristizábal (Juanes) y Shakira, una de las cantantes con más éxito internacional en la historia de la música latina.
Fotografía
Colombia ha tenido destacados maestros de la fotografía en el plano internacional como el maestro Leo Matiz Espinoza cuyos trabajos fueron ampliamente reconocidos en México, Estados Unidos (trabajó para The New York Times), en Italia y en Venezuela. Su fotografía, "Pavo real del mar", está considerada una de las más importantes fotografías del país. Otros maestros de la fotografía colombiana son Ervin Kraus, Melitón Rodríguez, Saul Ordúz, Miguel Ángel Rojas, Abdú Eljaiek, Gabriel Carvajal y Sady González, quienes son los clásicos de la fotografía en Colombia y cuyas obras registran la historia del país desde mediados del siglo XIX o aportaron su talento a otras naciones.

OCIO

El fútbol es el deporte Nacional por excelencia, al igual que en la gran mayoría de países de América Latina. Ver los partidos de fútbol en la televisión es uno de los pasatiempos nacionales y de las actividades más populares. Las victorias de la selección nacional son celebradas de forma exuberante. Sin embargo, se considera una ocupación masculina: muchos hombres y muchachos dedican su tiempo libre a esta modalidad deportiva.

Otro juego tradicional es el tejo o turmequé, heredado del patrimonio cultural de los chibchas, que consiste en lanzar pequeños discos de metal hacia un detonador de pólvora. El vencedor es aquel que logre causar el mayor número de explosiones, en relación con el número de lanzamientos.Las danzas populares constituyen una parte importante de la identidad cultural colombiana. De las decenas de ritmos y estilos de danza se encuentran el bambuco, la cumbia y el vallenato.


Gastronomía

El pueblo colombiano da importancia especial al almuerzo, que suele tomarse entre las 12:00 y las 13:00 (12:00 - 1:00 p.m.). La porción consiste, en general, de sopa, seguida de un plato llamado "seco" (sin caldo) o "bandeja" y un refresco o jugo.

Entre las bebidas alcohólicas son populares el aguardiente, la cerveza y el ron. El café es muy apreciado, tanto que es considerado la bebida nacional, especialmente en la forma del "tinto" (tacita de café cargado). Entre las bebidas calientes también es popular el chocolate, tradicional en Bogotá (chocolate santafereño), servido con queso y pan (habitualmente el queso se parte en pedazos y se introduce en el chocolate). Colombia es uno de los principales mercados de gaseosas de América Latina; hay gaseosas nacionales como la Kola Román originaria de Cartagena de Indias y la Kola Hipinto originaria de Bucaramanga.

En Colombia se consumen muchas variedades de frutas nativas, totalmente desconocidas en Europa y en América del Norte, como la guayaba, el zapote, el lulo, la curuba, el mamoncillo, el corozo, la uchuva, la feijoa, la granadilla, el mamey, el borojó, el mango, el chontaduro, el tamarindo, el tomate de árbol, la guanábana, la badea, y la pitahaya. Algunas sólo se consumen en algunas regiones, y por lo tanto su consumo no es generalizado.


Hormiga Culona.

Las hojas de plátano son comunes en la cocina tradicional, por ejemplo en los quesillos (queso envuelto en estas hojas) y en los pasteles, hayacas y tamales.
Del Valle del Cauca son representativos el "manjar blanco" (dulce de leche servido en cuencos naturales), el ceviche de camarón de Buenaventura (Colombia), los "pandebonos" (penecillos de almidón con queso) y las gelatinas andaluzas (gominolas derivadas de los cascos de la res), entre otros.
Para los paisas, la bandeja paisa, los fríjoles y las arepas de maíz, son la comida cotidiana.
Las comunidades indígenas de la Amazonia y la cuenca del Orinco, dan gran importancia al procesamiento de la yuca y al consumo de sus derivados como la fariña y el casabe.
En Cundinamarca y Boyacá son típicos el mute santafereño, la mazamorra chiquita y los tamales.
Bogotá posee una oferta gastronómica en la que destacan platos típicos como el ajiaco, el chocolate con queso y mogolla, la changua, la sobrebarriga, las fresas con crema, el arroz con leche, las brevas con arequipe y las almojábanas.
En la Costa Caribe sobresalen comida de mar, los pescados, el arroz con coco, las arepas, las caribañolas,
el patacón, el sancocho trifásico (con carne de res, pollo y cerdo), la fritanga, el friche y los dulces.
En la Región Pacífica el tapao (pescado de mar con plátano verde), el borojó y el chontaduro, junto al plátano y la comida de mar, son su aporte gastronómico significativo.
En los Santanderes, el mute santandereano, los tamales, el cabrito, la trucha al ajillo, las hormigas fritas (hormiga culona y el bocadillo veleño son algunos platos de la comida regional de los reconocidos.
En Tolima y Huila,la lechona tolimense y el viudo de pescado son los platos típicos.
En Nariño es muy apreciado el cuy y en los Llanos Orientales la ternera a la llaner
Referencias
 Enlaces externos